Teoría

Conocé nuestras ideas.

Contexto Científico

Dado el tiempo presente que nos toca vivir, referidos en la 2° Carta del Apóstol Pablo a Timoteo como “tiempos peligrosos” en los cuales las publicaciones a través de los medios masivos de comunicación audiovisual, promueven imágenes con alto contenido inmoral a plena luz del día y el pluralismo mal interpretado lleva a la opinión general que “vale todo”; puede observarse claramente que en la sociedad se han sumado muchos males, haciendo sentir al hombre dolores profundos y síntomas de mortandad espiritual, en un contexto donde a lo malo se le llama bueno y a lo bueno, malo (Is.5:20)

Acontecimientos como estos se vienen precipitando con efecto dominó desde el siglo de las luces.

Es allí donde los estudiosos empezaron a preguntarse cómo ocurren las cosas a través del análisis, lejos de las explicaciones bíblicas y mitológicas. La ciencia planteó un nuevo método, que consistió en investigar la naturaleza con los propios sentidos y expresar las observaciones científicas en un lenguaje matemático exacto. La importancia del razonamiento especulativo cedió terreno ante la experimentación y el método “hipotético-deductivo”, científico por excelencia. La interpretación de los fenómenos desde una óptica mecanicista, acompañada de una base matemática, se impuso.

Hemos sido testigos, de cómo las acciones humanistas pasaban de un extremo a otro con movimiento pendular: del misticismo al tecnicismo; de la pura alegoría dogmática de la religión, al racionalismo ateo insensible. También vimos como la crítica liberal se yergue agresiva contra la autoridad bíblica.

En Galileo Galilei se sintetizó ese espíritu de ataque de lo tradicional a lo científico. Su ruptura propició después el camino de Newton, en el que el método científico permite la generalización de la Mecánica clásica. La evolución de la Ciencia se apoyó también en nuevas corrientes del pensamiento aportadas por Descartes y Bacon. El racionalismo cartesiano apoyó la generalización del método matemático y la visión mecanicista del universo; y frente a él, Francis Bacon fue un elocuente defensor del método inductivo y de la experimentación. Otros pensadores siguieron por la línea del racionalismo, de Spinoza a Locke y Leibnitz, impulsando destacadamente algunas áreas del conocimiento.

Se quitó a Dios definitivamente de los postulados científicos en el s.XVIII cuando Nietzsche publicó la frase: “Dios ha muerto”. Luego, en el S.XIX se publicó el origen de las especies por Charles Darwin, en el campo de la biología, y, junto a otros campos, Freud en el psicoanálisis y Marx en las ciencias políticas, enrolaron las posiciones científicas, precipitando a las sociedades definitivamente en las filas del ateísmo y replanteando el camino del modernismo del s.XX. Es así como se empoderó el pensamiento social de apartar con espíritu sectario a todo aquel que profesa su fe, catalogándolo como irracional.

En pleno s.XXI, se socavaron los ideales de la ciencia y la tecnología, cuando la sociedad se dio cuenta de que todas las grandilocuentes hipótesis científicas y los discursos políticos, incluso, los dogmas religiosos y las teorías academicistas, no pudieron mejorar las crisis del hambre, la miseria ni la injusticia social que como resultado del crecimiento desparejo de las sociedades, padece el tercer mundo.

La realidad es una construcción social que puede no coincidir entre sujetos de un mismo colectivo. La realidad que le toca vivir a una persona, dependerá de su situación socio-económica, cultura, educación, y, sobre todo, de lo que cree. No obstante, sea éste, ahora, el momento de mayor desencanto posmodernista, el ciudadano global, puede ser escuchado, visto y seguido a través del impulso de las redes sociales. Hoy, cada uno es dueño y constructor de su mundo y su realidad publicada, y, sálvese quien pueda.

Reacción

Cada hijo de Dios, tenemos que “estar preparados para presentar defensa de nuestra fe ante todo el que demande razón de la esperanza en Cristo” (1Pe.3:15), demostrando que la fe no se contradice con los razonamientos. Aún así, no confiamos en que nuestros buenos argumentos y nuestras pruebas convincentes, van a poder salvar a las almas o convencerlas para que crean en Jesucristo, porque esa Obra la hace el Espíritu Santo con la Palabra de Dios. Todo propósito de conocimiento y aún, de este Curso, es prepararnos para captar la mente de las personas que están distraídas por la falsa ciencia o por cualquier otro factor secular, y luego, presentarles a Cristo como las Escrituras lo presentan y con los argumentos de la verdad, quien convence de pecaminosidad y abre los corazones a la recepción de la salvación. El Señor Jesucristo explicó que, con las pruebas nadie se salvará. En Lucas 16:23 contó sobre la muerte de un rico anónimo y un mendigo llamado Lázaro. Desde el lugar de tormento, el rico, pedía que vuelva alguno para que prediquen a sus parientes y así, evitar el infierno de sus amados; pero la respuesta de Abraham fue: “a Moisés y a los profetas tienen, que lo oigan, para que puedan ser salvos, pues, si no creen a las Escrituras, ni aunque un muerto resucite creerán.” En conclusión, el Espíritu Santo obra para salvar a las almas cuando abrimos la Palabra de Dios y la exponemos con claridad (Hch.8:30-31). No obstante, tenemos también el deber de estar bien preparados para poder captar la atención de las personas en pleno s.XXI, a quienes debemos llegar con el evangelio de Jesucristo. Para ello debemos ampliar los esfuerzos y adquirir sabiduría. El Espíritu Santo utilizará nuestra comprensión para tener una mejor idea de cómo trabajar. Asimismo, utilizó a otras personas para que nosotros podamos comprender el evangelio y recibir a Cristo. Si yo confío ciegamente en algo, eso es fanatismo. Pero si lo comprendo por obra del Espíritu Santo de Dios, eso es fe razonable. Lucas habiendo oído las cosas que habían sido ciertísimas entre los que creyeron, indagó de mano propia e investigó profundamente los hechos, para explicar la historia en orden de prelación (Luc.1:1-3). ¿Cómo tener un pensamiento ágil así como efectivo? ¿Cómo poder encontrar tanta cantidad de soluciones originales en áreas en las que las personas todavía no han notado el problema? La respuesta está, en pensar con la guía del Espíritu, y enseñar a otros a pensar. El Apóstol Pablo una y otra vez dijo: “en esto pensad”; y comprendía lo que le había sido revelado para poder enseñar a otros. Comprender es importante, para que el material de conversación sea de interés a mayor población posible. Romanos 12:2 dice que nuestro culto es racional; Efesios 1:18 muestra que nuestro entendimiento recibió luz del cielo; y Colosenses 1:9 ruega por nuestra inteligencia espiritual. Si yo confío en los principios bíblicos, y digo –sí…amén– y los sigo, todo lo que haga al usar esos principios me debe llevar a la verdad y a la bendición. Si algo de lo que hice no me conduce a la verdad, perdí el tiempo, fallé. Pero si esos principios o reglas me llevan a la bendición y la verdad, confirmo ¡lo útil que ha sido practicar esas reglas! Todo esto puedo entenderlo y uso esa comprensión de los principios para ir más allá. Por eso necesitamos comprender los principios bíblicos y conocer las reglas, para poder ir más allá. Hay quien se debe ocupar de poder mostrar las evidencias de que nuestra fe no es ciega, sino que está fundada en hechos ciertísimos que sucedieron y que son irrefutables, para que otros puedan llegar más allá. Hubo hombres guiados por el Espíritu Santo de Dios, que comprendieron lo que debían hacer y enseñarlo a futuras generaciones, para que, a partir de ello, estas generaciones, lleguen más allá. Las operaciones naturales de la mente humana impulsan al hombre a rastrear analogías y a hacer comparaciones. Las emociones agradables y la imaginación, se gratifica con el empleo de metáforas y símiles. Aunque pudiéramos concebir un idioma con abundante acopio de palabras, como el necesario para expresar todas las ideas posibles, la mente humana igualmente nos exigiría el comparar y contrastar nuestros conceptos; y ese procedimiento pronto necesitaría una variedad de figuras de lenguaje. Es tan grande la parte de nuestros conocimientos que adquirimos por medio de los sentidos, que todas nuestras ideas abstractas y nuestro lenguaje espiritual tienen una base material. Es cosa notable la gran cantidad de metáfora que existe en el lenguaje de la vida doméstica; metáforas cuyo origen hemos olvidado en gran parte, si no del todo. Las fuentes principales del lenguaje figurativo de la Biblia las constituyen el aspecto físico de la Tierra Santa, los hábitos y usos de sus antiguas tribus y las formas del culto israelita. Por consiguiente, deben estudiarse con esmero todas esas fuentes, a fin de poder interpretar las partes de las Escrituras y del lenguaje figurado, con conocimiento del entorno histórico y material de la época. Así como discernimos una providencia divina en el uso del hebreo, arameo y el griego, como los idiomas de la revelación inspirada por Dios; y así como creemos que la progenie de Abraham, por la línea de Jacob, fue el pueblo divinamente escogido para recibir y conservar los oráculos de Dios; así también es dable creer que la Tierra Prometida constituyó un elemento esencial en el proceso de desarrollar y perfeccionar la forma retórica de los registros sagrados. Así nació el ansia de cotejar y verificar los relatos del Antiguo Testamento con los descubrimientos arqueológicos, emergió a fines del s.XIX con los primeros sondeos y excavaciones en los lugares que albergaron las antiguas civilizaciones del Oriente Próximo: Egipto, Asiria, Babilonia e Israel. Los descubrimientos arqueológicos de la mano del desciframiento de los antiguos alfabetos y lenguas de la época bíblica, acarrearon un auge interminable de entusiasmo por ese cotejo. A lo largo del Curso pasaremos revista a los principales descubrimientos equiparándolos con el relato bíblico y conoceremos las distintas corrientes de opinión al respecto. Una de las metas del curso es brindar la base sólida de la Arqueología Bíblica para que luego, en cursos posteriores, poder adentrarnos en temas más específicos. El término “Arqueología Bíblica”, lo referimos a las investigaciones arqueológicas que sirven para aclarar, iluminar, y mejorar la apreciación del registro bíblico. La arqueología bíblica se centra en el registro bíblico.

Objetivos

1. Difundir las expediciones arqueológicas cuyos hallazgos confirmaron los distintos registros bíblicos, llegando a todo el público cristiano y alcanzando a estudiantes y personas del sector académico.

2. Mostrar como los materiales encontrados han llegado a manos de los expertos y enseñar donde se hallan hoy día para su contemplación.

3. Demostrar que la Biblia tenía razón y la tiene hoy en día, en todo cuanto registra en sus páginas. No sometiendo a discusión el texto bíblico, sino buscando en las distintas ciencias el punto de referencia que los une, no forzando las respuestas, sino descubriendo la verdad.

4. Dotar al pueblo de Dios, de herramientas comprobables de uso académico y de sólidas investigaciones en el campo de la historia secular y la ciencia, para enriquecer el conocimiento personal, visualizar terrenos bíblicos, escritos y objetos de los orígenes de dónde proviene nuestra fe.

Nuestra visión

Vemos por delante vidas transformadas por el poder de la Palabra de Dios. No solo almas convertidas al evangelio  de  Cristo, sino también, las que ya son de Él; como vio Timoteo de adulto lo que había creído de niño, a través de aquello que lo persuadió, las Sagradas Escrituras (2Tim.3:14-15).

Vemos también, la constante razonabilidad del registro Bíblico ante postulados comprobables en diferentes campos multidisciplinarios de la verdadera ciencia; como hizo el Dr. Lucas (Lc.1:1-3), cuando pudo comprobar exactamente lo mismo, a través de la investigación exhaustiva sobre todos los hechos que entre los creyentes ya habían sido ciertísimos.

Nota: SAB, no tiene la intención de crear en el estudiante una linea teológica de pensamiento, sino mas bien enriquecer el conocimiento bíblico que ya posee. La postura o pensamiento doctrinal del egresado responde a la formación bíblica que ha recibido en su asamblea o institución teológica de la cual procede.

error: Contenido protegido